miércoles, 24 de noviembre de 2010

Le había visto sólo una vez y había bastado para comprender que era lo más hermoso que existía en este planeta. Ese día, en que lo vi tan perfecto, esbelto, envuelto en sus prendas, envuelto en ese carisma que me llamaba a gritos hasta en la distancia y su sonrisa rebosando diamantes, ese día decidí que sería mío. Que lo conquistaría fuese cual fuese el precio. 

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