miércoles, 8 de diciembre de 2010

Nunca hay que cansarse de intentar, sólo está permitido tomar un respiro para renovar energías y seguir por el mismo camino. Si se cambia de sendero, ¿cómo sabríamos si lo que tanto anhelamos se volvería realidad? ¿cómo aprenderíamos de nuestros errores? ¿cómo podríamos mejorar y ser más fuertes?
Imaginá, por un minuto, ¿cómo sería una vida sin desafíos?
Monótona, aburrida, sin color. La vida no sería vida si no existieran obstáculos que nos hagan apreciarla, desde el más mínimo detalle hasta la más dolorosa situación; la vida lo comprende todo. Hasta en un cuento de hadas nuestros héroes de la infancia tuvieron que luchar por lo que querían, buscar sin cesar para encontrar eso que tanto deseaban. En los momentos en que todo sea gris y difícil hay que recordar lo que nos enseñaron con su historia, y pensar como sería un mundo distinto.
Si no fuera por estas piedras en el camino quizás no habrías conocido a una persona importante en tu vida, quizás no habrías tenido la oportunidad de valorar lo que te rodea.. ¡quizás ni siquiera existiríamos!
Mas allá del dolor y el cansancio, los errores son necesarios para equilibrarnos y aprender a vivir.

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